Utopia e ideologia: Kandinsky y la modernizacion del espacio pictorico

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Author: George I. Garcia
Date: July-December 2002
From: Káñina(Vol. 26, Issue 2)
Publisher: Universidad de Costa Rica
Document Type: Article
Length: 6,987 words

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"Apelo a un sentido de la fuerza ... Busco una expresión más intensa ... Contemplo la naturaleza mientras vivo en una ciudad de acero. Si hay decoración, es accidental. Mi propósito es la construcción de la forma pura." David Bomberg, 1914.

"En todo arte, la última expresión abstracta es el número." V. Kandinsky, 1910.

"Cada época espiritual expresa su tema especial en una forma que concuerda exactamente con ese tema. [...] Pero el arte posee además una cualidad exclusiva que consiste en descubrir el mañana en el hoy; una fuerza creadora y profética" (1). Probablemente al emitir, en 1942, este juicio acerca del arte, Kandinsky no tenía plena consciencia de en qué medida su propio trabajo pictórico había anunciado, efectivamente, un viraje, no sólo en el ámbito del arte sino en las formas de organización social entre principios y mediados del siglo XX.

La revolución pictórica a la cual contribuyó decisivamente este artista, es síntoma de una modernidad cambiante, en la cual gran parte de los esquemas mentales decimonónicos habían caído irreparablemente. Los nuevos tiempos vedan a una burguesía que trataba de replantear sus condiciones de subsistencia como clase, mientras emergían con cada vez mayor empuje proyectos basados en las aspiraciones de sectores sociales tradicionalmente subordinados.

El movimiento expresionista, entre cuyos epígonos Kandinsky se encontró a la vanguardia, jugó un papel de primer orden en la impugnación, casi siempre violenta, del orden burgués. "Nuestra armonía consiste en contradicciones y contrastes", afirmaba Kandinsky en su libro programático De lo espiritual en el arte: al ser los nuevos tiempos conflictivos y contradictorios, la subjetividad moderna percibe la armonía clásica como algo distante, algo que por sede profundamente ajeno despierta en ella la nostalgia y la envidia. De allí, que la nueva producción artística debía oponerse al autocomplaciente esteticismo imperante en la academia y en las galerías de la época: debía crear mundos nuevos, sacar partido de los más recientes desarrollos técnicos, ponerlos al servicio de sociedades que la burguesía se mostraba incapaz de encaminar hacia mejores rumbos (2).

Las propuestas estéticas de Kandinsky, como las de las demás vanguardias artísticas de inicios del siglo XX, tenían como trasfondo un cambio social más amplio (3). Tal cambio sin duda ocurrió, aunque no en la dirección que esos movimientos esperaban; en el caso de este artista, particularmente, el espacio por él concebido y plasmado pictóricamente --al igual que el de la arquitectura funcionalista, con la cual su pintura va de la mano-- fue un preludio a la producción del espacio de la modernización neocapitalista.

Amarillo-rojo-azul, pintado en 1925, ilustra de qué forma las ideas de este artista sobre la plástica moderna convergieron, pese a sus motivaciones, con la consolidación de este nuevo tipo de espacio. Pretensiones utópicas, resultados ideológicos: acaso sea esta la formulación más concisa de un balance político de la estética de Kandinsky.

Muestra, una vez más, que el sentido de las producciones humanas va más allá del que sus autores originalmente les confieren.

En uno de sus textos más influyentes, Roland...

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Garcia, George I. "Utopia e ideologia: Kandinsky y la modernizacion del espacio pictorico." Káñina, vol. 26, no. 2, July-Dec. 2002, pp. 135+. link.gale.com/apps/doc/A109084643/IFME?u=null&sid=googleScholar. Accessed 1 Dec. 2023.
  

Gale Document Number: GALE|A109084643